Mojácar

Cada viaje que hago, ya sea cerca, lejos, con mayor o menor cantidad de personas o durante mas o menos días es único. Cuando vuelvo me gusta repasar lo mejor y lo peor, lo que me quedaré y lo que probablemente olvidaré, los mejores recuerdos y lo que ha salido mal. Porque al final, cada viaje marca un antes y después en mi vida, siempre ha sido así y no me importa, no me arrepiento, porque es en estas ocasiones cuando más crezco, más aprendo, mas me doy cuenta de cómo soy, de cómo son los demás, de lo que merece la pena y lo que no.

Este fin de semana he viajado a Mojácar, ha sido un viaje que he ido posponiendo a lo largo de los años por diversas circunstancias pero que al final creo que he hecho en el mejor momento. En el verano que sin “ir de viaje” estoy viajando mas que nunca.

El cumpleaños de Vero lo merecía (podéis seguir su blog aquí, que está empezando a escribir con muchísima ilusión) y todo ha salido muy bien. Apenas dos días dan para mucho sobre todo si no se duerme: playa, largos baños, colchoneta, palas, chiringuito, baile, discotecas, restaurantes, terraza, decenas de frases memorables, risas infinitas y muchas muchísimas fotos y videos para el recuerdo.

Los efectos posteriores de sueño y cansancio general los compenso acordándome de los buenos momentos. Feliz semana a todos.